Echo la vista atrás y me doy cuenta de todos los amores y desamores que ha habido, de los llantos silenciosos por alguien que al fin y al cabo no mereció la pena, de las falsas alegrías que se fueron con el viento, de las grandes esperanzas que se desvanecieron al compás de una despedida.
De lo que parecía ser y no fue. De lo que quise que fuera y no fue.
Personas que parecían decir cosas con tan solo una sonrisa y no llegaban a decir ni media palabra, personas que no solamente rozaron y besaron la dulzura de mis labios, personas que me miraban y en realidad estaban mirando a través de mí, o a la nada, o cualquier cosa que no fuera yo.
Echo la vista atrás y veo esos tiempos en que las palabras no significaron nada, ni las miradas, ni los besos, ni los roces, ni todas esas cosas que parecían hacerme especial.
Y ahora de nuevo unas miradas, sonrisas, pensamientos de deseo, suspiros por alguien que se encuentra cerca de mí, el nervio por sentir que quizá nos podamos tocar, esa sensación indescriptible que hace que me den unas ganas terribles de sentirla dentro de mí.
De nuevo el amor…
De nuevo la magia vuelve a aparecer…
Y es ahora cuando me viene a la cabeza ¿Y si fuera ella? ¿Y si fuera ella la que merece la pena, la que traiga verdaderas alegrías, la chica con la que no se desvanecen las esperanzas? ¿Y si fuera ella la chica con la que parece ser y será, y con la que quiero que sea y será? ¿Y si fuera ella la chica que dice todas las palabras del mundo y mira realmente dentro de mí?
Porque ahora todo parece fluir, las piezas del puzzle parecen encajar, los caminos parecen llevar al lugar adecuado.
La flor florece, el río llega al mar.
Por eso yo lo digo, yo me atrevo, sin pensarlo.
Sí, será ella.