Porque hubo un día en que tú y yo nos mirábamos a los ojos y sabíamos que todo lo que había en ellos era amor, un día en que podíamos pasar un tarde entera juntos y hablarnos solo a base de gestos y sonrisas, un día en el que evocarte en mi memoria significaba felicidad y no la melancolía que siento ahora al recordar el rostro sin sonrisa que últimamente me mostrabas.
Porque la vida está hecha de segundas oportunidades, una segunda oportunidad me llevó hasta ti y una segunda oportunidad puede hacer que me quede a tu lado para toda la vida. Porque si no existieran las segundas oportunidades este mundo no sería posible: yo no te hubiera conocido a ti, no hubieras escuchado nunca a ese cantante que tanto te gusta porque el primer cretino con el que se cruzó le dijo que no servía para ello, y el novelista del que todo el mundo habla no hubiera escrito su best seller porque su primera novela no podía leerla ni él mismo.
Porque por fin lo he entendido, por fin he comprendido que sin ti no soy nada, que las tardes sin tus sonrisas no tienen sentido, que necesito que la distancia que hay entre nosotros se acorte y nuestros deseos se fundan en uno solo y que la vida nos brinde por fin con ese beso suave, largo, delicioso, que haga callar todo lo que ha pasado, todos los delirios y temores que hubo en tiempos que no vale la pena recordar.
Por todo ello, volvamos a empezar, borremos esa cuadro que un mal pintor quiso hacer de nuestra vida y creemos uno nuevo tú y yo, el más bello que se ha hecho jamás. Olvidemos lo olvidable, aquello que sobra de nuestra memoria, aquellos momentos en que nos mirábamos a los ojos y, cabizbajos, mirábamos hacia otro lado. Volvamos a empezar para volver a aquellos tiempos en que no había tiempo ni espacio, en que todo lo que pasara en el mundo daba igual, en que solo existían nuestras miradas cruzadas.
Volvamos a empezar porque aunque quizás nuestra razón sea la más sabia cuando nos dice que no vale la pena volverlo a intentar, no puedo hacerle caso cuando hay algo que late tan fuerte.
Dejo atrás la razón, se abre paso el corazón.