A veces siento miradas que me miran, miradas que quizá sonreirían si yo les dijese un simple hola, miradas que quizá lo dejarían todo si yo les dijese ven.
Pero el hola no sale de mi boca, el ven se queda atrapado entre mis labios y no pasa nada más aparte de ese cruce de miradas que se queda estancado.
Alguien tendría que actuar pero nadie lo hace.
Ese alguien soy yo.
Yo tendría que actuar.
¿Cuántas veces una mirada hubiera podido dar paso a una sonrisa? ¿Cuántos besos se han perdido mis labios al no querer dar ese primer paso a veces insignificante? ¿Cuántas caricias se ha perdido mi piel por esperar algo que no tenía que pasar? ¿Cuántas veces una mirada me habrá mirado y no pasó nada porque yo no la miré a ella?
En los cuentos de hadas el príncipe conquista a la princesa, no al revés.
Y aquí estoy yo. Príncipe sin princesa. Pensando en todas esas veces, en todas esas veces en que un simple gesto hubiera podido cambiarlo todo. Quizá un beso, quizá un roce, quizá un amor para toda la vida. Cuántas cosas se han perdido…
Aunque de todo se aprende, a veces demasiado tarde, cuando ya te han dado la puñalada, pero se aprende. Y quizá haya llegado ese momento, el instante en que me han dado la puñalada por no decir ven.
Se acabó el que me miren y yo no sonría.
Se acabó el pensar en qué hubiera pasado si…
Porque pasará.
Y por fin sabré si sonríen o bajan la mirada.
Sabré si lo dejan todo si yo les digo ven.