Me lo das todo cuando estás conmigo, tus besos recorren todo mi cuerpo, me
impregnas con ese olor tan singular, dulce y fresco, la pasión y el fuego de tu interior se enciende al verme. La última noche estuvimos hablando dos horas por el teléfono móvil, hasta la una de la madrugada, me contabas cosas insignificantes pero no querías que colgara, era como si mi voz, el hablar conmigo, te mantuviera viva. Necesitas saber de mí, necesitas verme, tocarme, besarme, necesitas que esté a tu lado y eso es lo que intento hacer.
Pero, si necesitas verme, hablar conmigo, tocarme ¿Por que huyes de mí en ciertas ocasiones? ¿Por qué cuando vas con tus amigas por la calle paseando de forma chulesca, como si verdaderas divas fuerais no me dices ni hola? ¿Es que no soy nada para ti? ¿Es que te doy tanta vergüenza que no quieres que tus amigas se enteren de lo que sientes por mí?
La verdad, no te merezco, no mereces que te entregue mi boca, mi alma, no mereces que te entregue mis sentimientos, sentimientos que de verdad siento por ti, lo cual no se si puedo decir de ti. Tienes suerte de que estoy colgado por ti, tan enamorado que callo cuando debo callar y miento cuando debo mentir, tienes suerte que el estar completamente enamorado de ti me hace olvidar que cuando pasas por la calle haces tuya la expresión de «si te he visto no me acuerdo«.