¿Sales?

Seguro que más de una vez os ha pasado, es una de las cosas que más meaburrimiento saca de mis casillas, me refiero a salir de casa sin un plan en concreto.

Es decir, llega el amigo de turno a tu casa y te dice con cara de aburrimiento:

-¿Sales?

A lo que tú respondes con más cara de aburrimiento.

-¿A dónde?

Por ahí

Bien, ese es el punto clave de la gran conversación, el término «por ahí» abarca un sinfín de posibilidades, entre las que se encuentran actividades tan “divertidas” como irnos a la plaza a sentarnos en un banco y comer pipas mientras vemos como las palomas revolotean y notamos como el tiempo pasa muy lentamente. Otra de las actividades con las que podemos «disfrutar» es dar largos paseos por la ciudad hasta que las piernas nos pesan cien toneladas, en teoría, para ver a las chicas que pasan por la calle y admirar su belleza.

Entonces, después de que mi amigo me diga «por ahí» y de imaginarme la “maravillosa” y “divertida” tarde que me espera acepto resignadamente el salir un rato, ya que, si no lo hago empezará con:

-¿Por qué?

Y tú para que no se sienta mal no sabes que excusa ponerle, así que te sale lo típico:

Es que…buf…estoy cansado.

Y él insistirá:

Vamos, sólo será un ratito.

Así nos podríamos pasar media hora hasta que tú le digas que sí para que se calle ya, que es un pesado.

Por cierto, la última vez que me pasó esto fue la semana pasada, así que ya os debéis imaginar, me lo pasé “en grande”.

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