Lunes

Suena el despertador, ese pi pi pi pi, pi pi pi pi retumba en mi cabeza como si alguien acabase de lanzar dos cohetes enb1 mi habitación, miro la hora y lo que veo me hace daño a la vista, son las siete de la mañana, se acabó el dormir, ese momento tan cálido y plácido que se denomina sueño se ha terminado para mí.

Me levanto con pies de plomo y cabeza gacha y me dirijo al baño mientras le echo una mirada a mi mujer, que aún puede dormir una hora más, por lo que la maldigo hasta quedarme satisfecho. Me miro al espejo y lo único que veo son dos pares de grandes y moradas ojeras que ocupan toda mi cara y me lavo los dientes con la velocidad de un perezoso.

Después de mi periplo por el baño paso a la cocina donde me hago un café que no me sabe a nada y me como un croissant que parece haberse horneado hace una semana.

Salgo a la calle donde me espera mi «nuevo» Seat Ibiza del 97 y me dispongo a pasar un «agradable» rato metido de lleno en el denso tráfico de la ciudad. Avanzo cien metros cada cinco minutos en medio de la larga hilera de coches mientras escucho en la radio que la crisis va a peor y tendremos que apretarnos un poco más el cinturón ¿Más?

Llego al trabajo, una vieja oficina de aspecto ruinoso y gris y después de intentar poner buena cara para decirles a mis «queridos» compañeros de trabajo el rutinario «Buenos días» me siento en mi mesa donde ya me espera un montón de papeles para que empiece de inmediato.

Durante el desayuno y la comida la charla habitual de los lunes gira en torno a lo que han hecho nuestros equipos de fútbol, hasta en esos momentos me da asco estar en la oficina ya que mi equipo casi siempre está en descenso y me toca sufrir como mis «compañeros» se ríen de mí.

Son las siete de la tarde y por fin me marcho de la oficina, la jornada ha sido agotadora y tengo ya muchas ganas de tocar el sofá y ver un poco la televisión pero antes de que llegue ese preciado momento me toca sufrir media hora más de atasco en la carretera mientras recibo insultos de todos los coches por ir tan lento, todos quieren llegar pronto a casa y eso no puede ser cuando mi Ibiza no pasa de los 90 km/h.

A las ocho llego a casa, donde me espera mi mujer con una amplia sonrisa, lo que a mi me produce una enorme rabia, no es que tenga envidia es que !Gana casi lo mismo que yo y trabaja la mitad!

Al fin, a las doce de la noche me dirijo a mi cama, a esa dura cama donde ya puedo contar hasta el número de muelles que tiene.  Me acuesto y me pongo a pensar: ha pasado el lunes, el lunes es lo peor, lo malo es que el día siguiente es martes, el otro es miércoles…

2 comentarios en “Lunes”

  1. Si te disgusta la mecánica de tu vida, quizá sea necesario buscar un cambio. Lo sé, es muy fácil decirlo, pero no hemos venido al mundo simplemente para ver cómo pasa el tiempo y esperar que la semana acabe cuanto antes.

    1. Bueno, he intentado reflejar lo que seguramente sienten miles de trabajadores cuando tienen que empezar una nueva semana después de haberlo pasado bien el fin de semana.

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