Canciones que hablan de ti

Tardamos mil años en encontrarnos y cinco segundos en querernos.

El tiempo que pasó entre un pestañeo y otro, el tiempo que pasó hasta que me di cuenta de que eras real.

Creo que nunca seré capaz de olvidar ese momento. Las ganas de besarte y querer llevarte volando hasta donde no nos viera nadie para que ese instante fuera solo nuestro, tuyo, mío, de nuestras pieles y nuestros labios. Para que el mundo se detuviera para estar solo pendiente de nosotros, que éramos lo más importante.

Las canciones empezaron a hablar de ti, de mí. Contaban nuestras vidas como si el autor supiera todos los detalles, y de verdad me asustaba, porque por un momento llegué a tener celos de esas palabras que tan bien te describían. Mi pecho me calmaba y ahuyentaba mis temores, convertía mis silencios en tus besos y mis caricias en tu risa.

Y puedo jurar que no había en toda la ciudad unos amantes como nosotros.

Se nos hacía de día haciendo el amor.

Y de noche jugando a querernos.

La cama, testigo de nuestros roces, nuestras miradas, de besos en los que, simplemente, los labios se acariciaban.

Tardamos mil años en encontrarnos y cinco segundos en querernos.

Y ahora… Una eternidad para olvidarte.

Porque las canciones siguen hablando de nosotros, y me recuerdan que ya no estás, que el amanecer ya no recorre tus pechos mientras los paseo con mis dedos. Que ya no te puedo dar ese beso mañanero, que no era de buenos días sino de buenas noches.

Qué putada la tuya, qué putada la nuestra…

Querer tenerte y no poder hacerlo. Querer odiarte y no encontrar tu rostro en ninguna parte.

Solo espero que ese Dios puñetero al que algunos tanto adoran se dé cuenta algún día del daño que puede llegar a hacer al llevarse a alguien a su lado.

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