Me gusta,
el aire,
rozando tu piel,
ese mismo aire que al rozarme a mí me mata.
Respiras,
me ahogo,
me hieres,
y a pesar de todo te sigo buscando.
Me desangro,
al quererte,
te alejas,
y aunque el aire se hace limpio, me sigue faltando tu aliento.
Nunca volveré a encontrarte,
pero no me quedaré aquí esperando,
sentiré a cada instante que estás a la vuelta de la esquina.
Aunque me faltes,
aunque me hieras,
aunque me duela,
aunque me mates.