¿Te apetece hacer un viaje? ¿Allá hasta donde crees que no puedes llegar? ¿Allá donde se confunde lo que es el cielo y lo que es la Tierra?
Ven, súbete a mi espalda, que tus labios se peguen a mi cuello y que yo sienta que estás ahí, susúrrame un destino y yo lo haré realidad, cierra los ojos y déjate llevar, siente cómo el mundo desaparece a nuestro alrededor y sentimos que somos capaces de llegar al infinito.
Mira lo que dejamos atrás, aquello que en verdad no es importante, aquello que nos hace soltar lágrimas que no valen la pena, mira cómo todo eso se queda pudriéndose en el suelo y mientrras, nosotros, nos miramos y nos besamos, uno, dos, tres… tantos besos como queramos, nosotros decidimos cuando queremos parar, y ninguno quiere parar nunca.
Llegamos a las nubes y observamos todo lo que hay allí, los ángeles nos miran indiferentes y entonces reto a uno a una carrera. Acepta. Tú y yo nos cogemos de la mano y empezamos a correr entre las nubes. El ángel es rapidísimo, se lo ha tomado en serio, nosotros nos reímos, no nos importa, dejamos que llegue a la meta el primero y mientras, nosotros nos lanzamos a una nube. Nos tumbamos y nos miramos con media sonrisa en los labios. Te acaricio el pelo y tú te acercas un poco más. Noto tu respiración a milímetros de mí y siento que te quiero. Te doy un mordisco en el labio superior y tu te ríes. Como castigo tú me das otro, esta vez en los dos labios, nos besamos, y el beso es eterno, uno, dos, tres minutos, quizá cinco, o diez, no lo sé, pierdo la noción del tiempo cuando estoy contigo, para mí son pequeños instantes y en realidad está pasando toda una vida, ojalá el reloj se parara y pudiésemos estar así siempre… Dejamos de besarnos y nos miramos dos segundos, nos damos cuenta de que queremos ir más allá y empezamos a hacer el amor lentamente. Lo hacemos cinco veces mientras un ángel nos mira y sonríe timídamente, curioso, entonces me de doy cuenta de que podría hacerlo un millón de veces más, y estar así siempre, tumbado en una nube solo contigo.
Luego te subo otra vez a mi espalda y te llevo hasta la Luna, allí hablamos con ella y nos pregunta por qué hemos tardado tanto en querernos. Nosotros nos miramos y no sabemos qué responder, entonces la Luna suspira y se ríe, ella sí lo sabe, aunque no nos lo quiere decir…
Entonces empezamos a bajar hacia la Tierra. Tú te duermes en mi espalda, yo noto tu respirar tranquilo y me giro a mirarte. Me encanta verte dormida, tanto que me quedaría observándote toda la vida. Te llevo hacia casa y entramos por una ventana que casualmente está abierta. Te tumbo en tu cama despacio para que no despiertes. Te arropo hasta el cuello y te encoges de frío. Te acaricio para que entres en calor y aparece una sonrisa en tus labios, parece que me estés mirando con los ojos cerrados…
Y entonces todo se nubla…
Despierto en mi habitación. Miro al otro lado de la cama, te busco… y no te encuentro… me faltas… Todo ha sido un sueño del que no hubiera querido despertar…
Le doy un puñetazo al aire y me enfado conmigo mismo por no seguir durmiendo…
Lo voy a volver a intentar…