Visitante nocturno

-Papá, mamá, buenas noches -dijo Antonio.

Antonio era un chico sencillo de 12 años, alto, pelo largo y rubio y con gafas, necesitaba dormir, todavía no eran más de las diez y media pero debía recuperar las horas de sueño perdidas durante los últimos días, en los cuales había tenido algunos exámenes y por tanto, había pasado muchas horas de noche en vela.

Encendió la radio para dormirse con ella, se tapó hasta arriba con las mantas, ya que estaban en pleno invierno y cerró la luz de la habitación. No tardó en dormirse, estaba tan agotado que dejó de escuchar las palabras de la locutora a los diez minutos, así que pronto se vio envuelto en los sueños que su mente le mostraba.

Un escalofrío le despertó de repente, abrió la luz, eran las dos mañana, las mantas tan sólo le tapaban los pies por lo que fácilmente una corriente de aire había sido lo que lo había despertado. Se tapó de nuevo el cuello, dejando sólo la cabeza al descubierto y volvió a apagar la luz dispuesto a aprovechar al máximo las horas que le quedaban de sueño.

De repente, oyó un estruendo, como si algo hubiera caído, abrió los ojos, la luz de la luna iluminaba de forma muy tenue la habitación. Miró a la izquierda, nada, miró a la derecha, nada ¿Qué podría ser ese ruido? De pronto lo entendió, miró enfrente de él, a la estantería donde ponía los libros, faltaban unos cuantos y todos estaban recostados encima del otro, sin duda, lo que había pasado es que al no tener ningún soporte los libros habían caído por alguna ventisca. Se levantó para ordenar los libros, habían caído tres, así que se agachó para recogerlos y entonces… sintió como algo había pasado fugazmente por detrás de él, le había parecido una figura negra pero no podía ser, la puerta estaba completamente cerrada. Rápidamente se giró para tratar de sorprender aquello que pensaba que había visto pero sólo vio vacío, allí no había nada de nada, sin duda, se lo había imaginado.

Una vez hubo terminado de recoger los libros volvió a la cama, se volvió a tapar hasta arriba e intentó dormir pero no podía ser… lentamente por el lado derecho de la cama la manta se estaba levantando, como si alguien quisiera meterse dentro de la cama y entonces, notó como un gran peso se acostaba a su lado. No se lo podía creer, sería el cansancio, pensaba él, había dormido demasiado poco los últimos días y estaba teniendo alucinaciones. Decidió tranquilizarse un poco, relajarse, intentar dormir un poco.

Después de un tiempo, después de que Antonio hubiera conseguido volver a dormirse, se despertó. Estaba en la misma postura que antes, en el mismo sitio, no se había movido un milímetro. Tenía medio cuerpo dormido por haber estado tanto tiempo en la misma postura, así que decidió moverse hacia el otro lado para descansar de otra forma. Con un ágil movimiento rodó hasta el lado derecho de la cama y lo que sintió no pudo ser más horroroso, había tocado algo y lo había tocado con tanta fuerza que lo había tirado al suelo, incluso había oído el cuerpo caer al suelo, no sabía lo que era pero había algo allí con él en esa habitación.

Necesitaba saber que había allí así que lentamente se arrastró sobre la cama13 hasta conseguir asomar la cabeza para ver qué había en el suelo y lo que vio no fue nada alentador, sobre el suelo había una figura oscura, vestida con una especie de capa que le cubría todo el cuerpo salvo en las manos, donde se les veían unas garras largísimas y afiladas, se deslizaba lentamente, agachado, como si flotara unos centímetros sobre tierra. De repente, como si hubiera apretado el acelerador, cogió velocidad y se abalanzó sobre él con una fuerza brutal.

El ser se encontraba por encima de él y sin cogerlo le mantenía totalmente atrapado, Antonio estaba inmóvil, como si una fuerza invisible le sujetara. El ser se quitó la capucha para tratar de ver mejor a su presa y lo que se vio fue horrible: era totalmente calvo, una piel arrugada de un color blanco verdoso, carecía completamente de nariz y tenía unos ojos fondos, pequeños y de un blanco intenso.

Antonio intentaba salir de allí pero no podía mover ni un miembro de su cuerpo, fue entonces cuando aquel ser sacó su mano de la túnica y rasgó todo el pecho de Antonio provocando un intenso dolor en su cuerpo que fue saciado en parte por un grito desgarrador que debió despertar a más de uno. Iba a morir, aquella iba a ser su última noche, moriría a manos de un ser venido de otro mundo, un ser que no iba a tener piedad de él.

-Buenos días cariño ¿Cómo has dormido? -preguntó Pili, la madre de Antonio.

-Uf…bastante mal, he tenido una pesadilla horrible.

-¿De que trataba?

-Había un terrible ser que entraba en mi cuarto de noche y me mataba.

-Bueno, tranquilo, sólo son pesadillas.

-Sí.

Antonio subió a su cuarto dispuesto a cambiarse de ropa, cogió unos pantalones y una camisa, se quitó la ropa y…

Un grito espeluznante y desgarrador se escuchó en todo el pueblo.

2 comentarios en “Visitante nocturno”

    1. Gracias, eso es lo que he intentando, hacer un relato diferente. El género de terror es uno de mis puntos a mejorar y tu comentario me da más ánimo.

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