Trazos imperfectos

Ya no me acuerdo de tu rostro.
Te construyo.
Te deshago.
Me olvido.
Eres como un maniquí de madera en una orquesta cuyas guitarras ya no suenan.
Eres verano, corto, intenso, feliz.
Eres café de mañana cuyo sabor viene a mí, cuyo olor se pierde entre olvidos.
No logro atisbar el color de tu piel, las pecas de tu rostro o las imperfecciones de tus labios.
Beso el aire a ver si te encuentro en él.
Imposible.
No recuerdo tu caminar ni tu forma de mirarme, sólo conservo la esencia, sólo sé que me gustaba.
No sé qué me gustaba.
No sé ya quién eres tú.
Si un recuerdo o sueño.
Ilusión tal vez.
Imaginaciones vertidas en este trozo de papel.
El lápiz me recita tu nombre.
Y aún tengo dudas.
De esas infinitas que no caben en una sola línea, de esas que no son punto y aparte sino seguido de todos tus alientos.
Sólo sé que seguiré buscando tu rostro.
En sueños.
En libros.
En cuentos.
En canciones que hablen de nuestra historia.
Allí donde tus ojos tomen forma.
Donde nuestro cuento se haga vida.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *