Solo ella

Joder… Miro hacia un horizonte oscuro invadido por las pequeñas gotas de luz que soplan las farolas y solo me viene a la cabeza esa expresión, joder…

Miro hacia arriba pidiendo explicaciones, no sé ni a quién, si a un Dios que no existe, a alguna nube que se haya parado a observarme, a algún extraterrestre que esté de ruta con su platillo o a la Luna traicionera. ¿Qué demonios queréis de mí? Ando ya cansado de estupideces, no vivo para sentir esto, simplemente quiero ser feliz.

Nadie me advirtió de que esto de querer, de soñar, de imaginar iba a ser tan complicado, nadie me advirtió que los sentimientos son como los océanos, que seguirán estando ahí aunque se acabe el mundo, nadie me advirtió que sería tan difícil usar la goma de borrar.

Miradas que ya no miran, silencios que no dicen nada, palabras que hablan de sandeces, sonrisas que no aparecen, una simple caricia que se queda en el olvido. Ella, yo y el sentimiento más grande que se ha podido crear jamás. Ella, yo, la vida… el tiempo se desliza entre los dedos y sigue estando ahí, no se va, no se va…

Quisiera subir a la más alta de las montañas y gritar ¡Joder! Y quedarme tan vacío que no quede ni el más minúsculo recodo de luz. Escribir mil canciones hasta gritar a los cuatro vientos lo que siento, y que los cuatro vientos se llevaran todo lo que queda dentro. Ser libre, poder mirarle sin sonreír, poder hablarle a sus ojos sin querer descubrir su interior, poder rozarle y que no se me erice la piel, poder ver sus labios sin que quiera besarlos toda la vida.

Qué demonios queréis de mí… El juego ha terminado y no me dejáis salir, jugué mis cartas y no gané, dejad que me retire  con dignidad de la partida, no pretendáis que quiera apostar todo lo que tengo, porque lo haría. Por esos ojos, por esa sonrisa, por ella…

Solo ella…

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