Miedo

Un segundo, dos, tres, silencio. La distancia se hace cada vez más grande y ya no hay vuelta atrás, el vacío nos envuelve y mil demonios se meten en mi cabeza gritándome ¿por qué? No puedo contestar, no me quedan fuerzas, las he utilizado todas rompiendo todo lo que hay en mi alrededor, gritando a los cuatro vientos hasta quedarme sin voz, soltando toda la rabia acumulada. No me quedan fuerzas, ni siquiera para que esa lágrima que quiere salir a toda costa lo haga.

Un paso para salir del desierto, un maldito paso para dejar el pasado atrás, los amores perdidos, un puñetero paso para que el tiempo se parase y solo hubiera un beso y la vida por delante. Grito de nuevo, ¡No! ¡Joder! ¡Por qué! Los demonios bailan en mi cabeza burlándose de mí, de que soy incapaz de cumplir hasta los deseos cumplidos.

Miro al vacío y los recuerdos vuelven a mí, intento que se vayan pero no soy capaz de conseguirlo, el mundo gira demasiado rápido y no puedo alcanzarlo, me siento débil, perdido, deseoso de que todo acabe ya de una puñetera vez, que las imágenes que tengo en mi cabeza puedan llegar hasta los cinco sentidos o que se marchen de ahí, pero por favor, que no se queden a medias.

¡Por qué! ¡Joder! ¡Por qué! Quizá solo sea cuestión de miedo…

Miedo de querer, miedo de atravesar la maldita línea que separa el desierto y el oasis, miedo, tanto miedo… Y es que demasiadas voces decían que una vez llegara a ese punto era peligroso cruzarlo, que sería una locura, que ni siquiera lo intentara, que iba a ser el desastre más grande de la historia.

Miedo de que tengan miedo, de tener que olvidar, de caer en el olvido, de que vengan más demonios recordándome el vacío, recordándome que no hay nadie, de que las voces tengan razón.

Miedo, y otras veces no. Otras veces me viene a la cabeza que quién son las voces para decirme lo que tengo que hacer, nadie, nadie, solo voces que quizá no tengan idea de lo que en realidad está pasando, que simplemente no quieren verme feliz. O quizá sea yo el que no tenga idea, quizá sea yo el loco y estas palabras fruto de una locura que ha ido demasiado lejos, que debe terminar ya.

Demonios, voces, fantasmas… Todos juegan en contra mía, ¿no tengo a nadie que me diga que lo haga? ¿Tan loco estaría?  ¡Mierda! Quizá tengan razón, quizá no, quizá sí, quizá no… Bufff… No me quedan fuerzas y ha llegado el final, yo solo quiero ser feliz… Quizá solo quede… sí, quizá sí…

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