Se acerca, pausada, tranquila, buscando su camino y encontrándolo, sabiendo que va a llegar más pronto que tarde, sabiendo que pronto nos rodeará entre sus brazos, nos acariciará aunque no queramos, nos vestirá con ropas extrañas.
Así es una última vez. No la ves llegar y en cuanto cierras los ojos la tienes ahí, deseando tu final para recoger los pedazos y llevárselos a ninguna parte.
No se recuerda fácilmente una última vez. Los seres humanos nos empeñamos en cerrar los ojos y simplemente pensar en nuestras primeras veces. La primera vez que conoces a alguien, la primera vez que sales de viaje, la primera vez que conduces, la primera vez que das un beso en los labios, la primera vez… Nuestra mente está llena de esos momentos que se quedan ahí grabados para no ser borrados, para no ser olvidados, aunque a veces no sean importantes.
Pero, ¿y una última vez? Cerramos los ojos y nuestra mente se nubla, aparecen trazos borrosos de un lápiz que tal vez no supo escribir bien la historia de nuestra vida. Tal vez… Recordar la última vez que hablaste con esa persona tan especial, el último abrazo, el último beso, ese último adiós imposible de recuperar, de devolver a la vida.
Así es una última vez. No la ves llegar y en demasiadas ocasiones ni siquiera te das cuenta de que está ahí. No te das cuenta de que esa despedida será la definitiva, de que tus ojos ya no volverán a mirar los suyos, de que tus labios no volverán a recorrer los suyos, de que ya no volverás a ver esa sonrisa. Nos empeñamos en desear que ese momento no sea el último, que llegarán otros más, que no hay por qué preocuparse.
Pero cuando te quieres dar cuenta la última vez ha pasado y ya es imposible dar marcha atrás, porque ha sido eso, la última vez.
Aprovechemos cada instante, cada momento que recorremos, y es que nunca sabemos si ese instante es el último. Mirémonos como si al no hacerlo nuestros rostros se fuesen a olvidar, recorramos nuestras pieles como si no existiera otro tacto igual, besémonos como si fuese la última vez que nos atrapamos entre nuestros labios.
Finjamos que ésta será la última vez.
Porque puede que lo sea.
Que gran verdad y que bonito lo has dicho. Demasiadas últimas veces han pasado en instantes desapercibidos, por eso hay que saborear cada segundo sabiendo que ya nunca se volverá a repetir ese momento, que el beso de hoy serà el Ultimo, puesto que el de mañana ya será diferente.
¿Cuántas veces habremos vivido una última vez y no hemos sabido darle la importancia que merece? Luego nos pasamos toda la vida pensando…
!Gracias por pasarte Sara! 🙂