Ahora mismo tengo la sensación de que por cada letra que escriba va a salir una gota de sangre por mis venas, miro la pantalla y tengo miedo de desangrarme, no puedo contener la rabia y quizá me deje la vida en ello pero necesito rellenar este espacio en blanco con gritos al vacío que, al fin y al cabo, nadie va a escuchar.
Me siento estúpido. Por mirar siempre a calles por la que no pasa nadie, por asomarme a una ventana a través de la que solo veo abismo, por sentirme en la cima del mundo tantas veces hasta que el golpe me hace bajar ocho mil metros al instante. A veces siento que la nada me invade… una espesa niebla que oscurece mi mente y me hace ver las cosas de manera diferente a como son en realidad.
Aunque a veces siento… que tú eres la nada.
Estúpido, por dejar que me agarres como una marioneta, mueves los hilos con una facilidad insólita, me manejas con arte y salero y en mi rostro se dibuja una sonrisa, se ve que me siento cómodo cuando mueven mis hilos, me siento en las nubes, en una eterna felicidad de la que nada ni nadie me puede mover. Me amarro a mi sitio y ninguna voz ajena me puede mover de allí.
Veo mentiras transformadas en bellas palabras, sonrisas que al instante se apagan, caricias que juegan a engañar.
Y les encanta el juego…
Sí, se divierten jugando, estarían así toda la vida, no se cansan, no se agotan, te ven la cara de felicidad y quieren jugar aún más, quieren saciar su sed, necesitan tu sangre, tu vida, tu alma. Las caricias, los dedos recorren tu piel en busca de algo que buscan de verdad, aunque no lo quieran reconocer.
Sí, me siento estúpido porque siempre doy la mano y hacen dos cosas a la vez, me cogen el brazo pero lo tiran a la basura y me dejan a mí moribundo, agonizando, intentando buscar en la muerte una vida digna, y la verdad es que no puedo más.
Gritar, solo quiero gritar, gritar que me dejen de una vez en paz, que cada uno sea como quiera pero que dejen de mover mis hilos, que dejen de ponerme una sonrisa en la boca si saben que al final me voy a quemar en un incendio, su incendio. Vivir mi vida y que cada uno viva la suya, que no me afecte a mí la mierda de los demás.
Cortad los hilos y alejaos de mí, cuanto más lejos mejor.