Finales

Los segundos son solo instantes que pasan muy rápidamente. El tiempo, al igual que el espacio, es algo que parece quedar ajeno a nosotros, algo que el ser humano no ha conseguido dominar. Por ello nos enfurecemos con él, porque no lo dominamos y parece que va por libre, y eso nos agobia, nos agobia pensar que los instantes felices pueden ser fugaces y los dolorosos eternos, inolvidables.

El tiempo puede hacer que lleguemos al final de un camino aunque pensemos que no lo hemos recorrido todo, aunque pensemos que aún nos quedan cosas por hacer, aunque creamos que no es justo que hayamos llegado hasta allí. Es en ese instante cuando queremos volver hacia atrás y desandar lo andado, deshacer lo hecho, pero el tiempo no da segundas oportunidades y una vez hemos andado el camino, las huellas quedan ahí y no puedes volver nunca atrás para intentar borrarlas.

Nunca nos conformamos con lo que hemos hecho. Pensamos que quizá escoger la otra opción hubiera sido mejor, que quizá no hubiéramos tenido que hacer aquello y sí otras cosas, que probablemente nos hemos equivocado en todo. No nos damos cuenta de que por cada decisión que tomamos mal, antes hemos tomado diez bien, y que si has llegado al final del camino es porque en algún punto del recorrido algo hiciste bien.

Nos empeñamos en ver oscuridad cuando a veces todo lo que nos rodea es luz, nos empeñamos en ver solo el final del camino y no nos damos cuenta de que a veces los finales son solo principios, principios de algo nuevo a conocer, algo nuevo a descubrir, algo nuevo a disfrutar. No nos damos cuenta de que incluso en los finales están los mejores principios y que solo tenemos que buscar un poco más para encontrarlos, que solo tenemos que hacer un último esfuerzo para encauzar los pasos ya dados hacia lo que queremos. Y es que las huellas ya no se pueden borrar, pero lo que sí se puede hacer es redirigirse de tal manera que incluso hasta el camino más inhóspito parezca maravilloso.

El tiempo, el destino los pasos dados, los pasos que quedan por dar o como puñetas lo queramos llamar, nos lleva a un determinado sitio y a partir de ahí somos nosotros quienes decidimos, somos nosotros quienes tenemos el poder de tomar el control de la situación o abandonarnos hacia lo desconocido.

Llegado un final el peso recae sobre nosotros. De nosotros depende ver los finales como principios o como verdaderos finales.

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