Hasta el peor error de tu vida puede convertirse en un acierto, es quizá el destino esa magia que dicta si un error es error o se convierte en acierto, es quizá el destino el que convirtió mi error en acierto, es quizá el destino quien me hizo errar para al final acertar.
Y es que… ¿Imaginas que no estoy aquí por casualidad? Quizá alguien, en otro mundo, quizá alguien llamado destino o llamado universo me trajo aquí para que dos personas vuelen.
¿Imaginas que el destino me trajo aquí para que nos encontrásemos? Coincidencias, un error tras otro, darle a una tecla o darle a otra, estar en un sitio o estar en otro, miradas que miran nadie sabe por qué.
¿Imaginas que fallé porque tenía que fallar, porque aquel no era mi sitio, no era mi destino? Acontecimientos que se siguen uno a otro, una caída que parece casi mortal, posibilidades que se esfuman y solo queda la última, precisamente donde he acabado, ¿Por qué aquí y no en otro lugar? Quizá para el destino no había más opción…
¿Imaginas que aquí no tengo solo el papel que he estado esperando toda mi vida? ¿Que me esperan otras cosas, otras experiencias? ¿Que el provecho que le pueda sacar a todo esto sea más que un simple papel firmado por la realeza?
¿Imaginas que el error de caer provoca un efecto mariposa? Encuentros, miradas, silencios, palabras, sonrisas y finalmente el beso que le da la razón al universo, al destino, a ese juego que juega con nosotros, maravilloso y mágico a la vez.
Adoro el destino, adoro lo que ha hecho conmigo, no seré yo el que le lleve la contraria, si el sentimiento ha crecido por algo será, la cuestión es, simplemente, darle a la tecla que el destino te puso justo enfrente.