¿Afortunado?

Lo tenía todo: era el jefe de su empresa, ganaba miles y miles de euros al año 91307782_5b7f9b994dpor lo tanto, disponía de una condición económica envidiable, decenas de mujeres se abalanzaban a él cada noche, aunque siempre se preguntaba si le buscaban a él o a su cartera.

Eso sí, le faltaba lo más importante: cada día llegaba a su casa, se llenaba la copa de whisky, encendía la televisión para ver su programa favorito y nadie llegaba por detrás del sofá abrazándole y dándole un beso, nadie le preguntaba qué tal le había ido el día, nadie le daba el cariño que él necesitaba.

Muchas mujeres pasaban por su cama pero gozaban y se marchaban o lo único que querían era cenar esa noche gratis pero ninguna se esperaba a que le contara sus problemas o a recibir el cariño que él podía ofrecerle.

Y todas las noches al quedarse sólo en su inmensa casa, al escuchar sólo el eco de su voz y ver el hueco que había en el otro lado de la cama se preguntaba siempre lo mismo: para qué quería tener tanto éxito, tanto dinero, si no tenía con quién compartirlo, con quién disfrutarlo.

¿En realidad era, cómo muchos decían, un afortunado en la vida? Que lo comprueben ellos mismos si tanto lo desean.

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