Qué jodido es asociarte a algo.
Escuchar aquella canción que tanto te gustaba, ver esa película que me recomendaste y recordarte.
Qué jodido es hacerlo cuando estoy intentando olvidarte.
Lo odio. Escuchar esos acordes y que aparezcas delante de mí, volver a ese momento en que me hablaste emocionada, me tarareaste la canción y yo la escuché por primera vez sin saber que esa canción serías tú para siempre, que ya no tendría otro sentido.
Odio ver la escena de aquella película que comentamos al detalle, que destripamos al milímetro porque era tu favorita, que ya no puedo ver de otra manera que no sea recordándote.
Te convertiste en película, libro y canción. Uno de cada lleva tu nombre y tu rostro.
Y joder, vaya mierda, cerrar los ojos y que vuelvas a mí de esa manera, que aparezcas en cualquier momento inesperado sin yo quererlo, que me hayas olvidado y yo no poder hacerlo.
Lo odio porque temo que no te marches jamás.
¿Cómo hacerlo si convertiste tu canción en una de mis favoritas?
¿Cómo hacerlo si tengo ese libro en la estantería?
¿Cómo hacerlo si parece que todo el mundo habla de ello, de ti?
Me pregunto si a ti también te pasará, si escucharás mi canción favorita y también apareceré ante ti.
No creo, no creo siquiera de que te acuerdes de cuál es mi canción favorita, a pesar de que te la canté mil veces.
No creo que te acuerdes siquiera de mí.
Y, mientras tanto, yo vuelvo a escuchar tu canción.