Ser

Tiemblo todas aquellas vidas que viví sin querer hacerlo.

Camino sobre huellas que hace tiempo dibujé, aquellas hechas de barro en presentes que parecían ser irremediables y me lanzaban al abismo, que me daban golpes y me hacían tropezar para que el mundo entero estallase a reír.

Me paro un instante y me agacho, las rozo con los dedos y cierro los ojos, transportándome a recuerdos olvidables, de esos que aparecen cada noche cuando el sueño no llega y la almohada se pone en contra tuya. Escucho los rencores y los dramas, los bufidos y quejidos.

Tantas cosas que añadieron agua al fango y sal a las heridas.

Vuelvo a la Tierra y me doy cuenta de lo que estoy haciendo, caigo de muy lejos y doy un salto, siento lo que tengo entre los dedos, lo rozo con lentitud y me digo a mí mismo que ya no es barro, sino arena, dura, oxidada, olvidada.

Es pasado, ya no fue, no es.

Me levanto decidido, piso sobre esa misma huella y la estrujo con fuerza, muevo el pie con furia, regodeándome en la quema y hago lo mismo con la siguiente, cual gigante que va pisando enanos que, por muy pequeños que fueran, un día le hicieron daño.

Y pienso.

Que no por andar el mismo camino la historia va acabar igual.

Que la vida, aunque parecida, nunca tiene el mismo final.

Que las huellas son diferentes y a cada paso son más grandes.

Que los recuerdos permanecen, pero, a cada paso, te serán indiferentes.

Ya no tengo miedo porque sé que todo irá mejor, porque, aunque mil peligros me acechan, aunque el camino sigue lleno de ruinas y monstruos, yo soy diferente, tengo más fuerza y más armas, aquellas adquiridas con el paso del tiempo con golpes, llantos y valentía también.

Soy más valiente y decidido que ayer, las huellas lo demuestran, aquellas borradas y las nuevas, que un día borraré también porque sigo tropezando, aunque me pese.

Pero lo más importante de todo es que soy quien siempre quise ser.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *