En la carretera

Manuel iba conduciendo su furgoneta por una carretera que en aquellascarretera oscura horas de la madrugada se encontraba prácticamente desierta. Debía transportar unos paquetes necesarios para una empresa de la ciudad que debían estar allí a primera hora de la mañana así que tenía tiempo y podía conducir tranquilamente mientras escuchaba su programa de radio favorito.

La carretera por la que transitaba se encontraba en un monte cercano a la ciudad de destino, era estrecha y llena de curvas, lo que imposibilitaba ir a una velocidad más elevada. La carretera pasaba por el medio del bosque así que a los bordes de la calzada se elevaban unos altos y grandes árboles y matorrales que hacían que pareciera que estuviera pasando por un túnel continuo.

De pronto, de la nada, una figura oscura,  apareció ante él como si hubiera salido del interior de la tierra, Manuel, que no tuvo tiempo a reaccionar, pasó por encima de aquel ser que se había aparecido. Bajó rápidamente para averiguar qué había pasado, qué o a quién había atropellado. No encontró nada. Miró todo lo que podía mirar, delante y detrás de la furgoneta, por debajo, los bordes de la calzada…pero nada, aquello que había atropellado se había esfumado.

Sea lo que sea, habrá huido a través del bosque -pensó.

Subió de nuevo a la furgoneta y se sentó, pero no estaba solo, notó un frío aliento que recorría todo su cuello, una respiración tensa y fuerte. Había algo detrás de él y el miedo le hacía no querer mirar atrás. Estaba empezando a sudar y no tenía mucho tiempo, hubiese lo que hubiese en esa furgoneta no le iba a tratar con cariño, debía actuar, cada vez notaba el aliento de aquel ser más cerca, notaba su olor putrefacto, un rugido tenue pero a la vez espeluznante. Miró delante suyo, necesitaba algo para hacerle daño a aquello, sus ojos miraron en la guantera, allí tenía un pequeño cuchillo que usaba para abrir las cajas que transportaba. Lentamente, pensando que de esa forma aquello que tenía detrás no se daría cuenta, elevó su mano y cogió el cuchillo, al tenerlo, sin pensarlo dos veces, se giró rápidamente y se lo clavó tres veces a aquel ser que se había metido en su furgoneta.

Manuel Velázquez fue encontrado por un montañero en la carretera que une el pequeño pueblo de Villarubia con Córdoba, desnudo y con claros síntomas de locura en su comportamiento a las cuatro de la tarde del 21 de abril de 1992. Después de diversas pruebas realizadas en un hospital psiquiátrico no se encontró el origen de esa locura y fue internado ese mismo día.

En estos 17 años que han transcurrido, Manuel todavía no ha abierto la boca, se pasa el día sentado en una esquina de su habitación con una libreta y un lápiz haciendo dibujos del extraño ser que vio, un ser que le aterrorizó y le traumatizó para toda su vida, un ser que aún le visita todas las noches mientras el duerme y le seguirá visitando hasta que consiga hacer lo que Manuel no le dejó hacer, matarle.

5 comentarios en “En la carretera”

  1. Mmmm, está padre, pero hazlo más largo no? como que enseña más los sentimientos de Manuel y lo que piensa mientras siente el aliento del ser…. No sé, el miedo es psicológico entonces si logras transmitir lo que siente el personaje, lo sentirá el lector.
    Jaja, por cierto, eso me recuerda a dos librasos de terror…..
    El Traje del Muerto, (fantasmas) por el hijo de Stephen King. Que me lo recordó tu cuento
    Y el de Nocturna, que había escuchado que estaba buenísimo, lo leí….y pues si asusta, jeje, también lo recomiendo.

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