Diario secreto de Nadie (día 23)

Llevo días con las ganas por los suelos y la ansiedad por las nubes.

Bueno, ni siquiera sé si es ansiedad, nunca he sabido a ciencia cierta qué es. ¿Conoces esa mierda de sensación que se te clava en el pecho y a veces no te deja respirar? No sé, es como que me impide calmarme y aunque cierre los ojos la noto, y no se marcha, no se marcha, me ahoga.

Jolie es muy terapéutica en estos casos. No sé cómo lo hace pero sabe exactamente cuáles son los síntomas y viene tranquilamente hacia mí como si la hubiese llamado. Apoya la cabeza en el sofá o en la cama, donde sea que me haya tumbado, y espera pacientemente a que la acaricie. Tarde o temprano lo hago porque noto su calma, su respirar tranquilo y me lo transmite. Me mira y la noto más humana que a algunas personas, más entera.

Siempre me he preguntado si cuando llamamos a alguien «animal» lo estamos insultando o no.

Luego, después de acariciarla y acercar mi rostro al suyo, la dejo ir y se tumba mientras yo sigo acostada. Parece mentira, pero sentirla cerca como si fuese la guardiana de mi castillo, escuchar cómo duerme tranquila y a veces suspira, me da alas y me calma.

Jolie siempre me calma.

Pero me jode estar así sin motivo. Cuando me echaron del trabajo me prometí darme un descanso, escapar de las preocupaciones que rondaban mi cabeza e intentar estar tranquila. Llevaba demasiado tiempo de aquí para allá y me lo merecía, realmente lo necesitaba. Supongo que me hago las mismas preguntas demasiadas veces, a saber:

  • ¿Realmente hacia dónde camina mi vida?
  • ¿Me gusta estar sola o, simplemente, estoy aceptando lo que tengo en este momento?
  • ¿Por qué demonios aún no he cambiado la distribución de la biblioteca?

En realidad quiero vivir, coño, y quitarme esta sensación de encima. Quiero encontrar un trabajo que me permita dibujar lo que me dé la gana. Ir este verano de concierto en concierto y tostarme al sol en la playa. Si yo con pequeñas cosas me conformo, nunca he sido de grandes placeres, y supongo que no puede ser tan difícil encontrarlos y dejarme llevar por ellos, sin pensar en cosas demasiado grandes. En lugar de la lista de arriba podría plantearme esta:

  • ¿Y si me dedico simplemente a caminar?
  • Me gusta estar con gente, lo admito, pero también la soledad. ¿Es incompatible?
  • ¿Realmente están tan feos los libros puestos así?

Me falta ver ahora cómo llevar mi cabeza de una lista a otra.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *