Creer que se pierden los instantes,
y a veces perdernos nosotros,
decirnos al oído tantas cosas, cosas que jamás imaginamos,
jugar a dormirnos y soñar que bailamos, bailar tan agarrados que no haya distancia,
la distancia que siempre hubo y jamás sabremos acortar, distancia de cuerpos, no de metros, distintos conceptos…
Distintos tú y yo, como dos polos opuestos, pero nos repelemos igualmente,
en la guerra encontramos la salvación, a pesar de que la perdición no acabe
guerra de olvidos, de querernos, de volvernos a encontrar, guerras y batallas que no acabarán,
como tú y yo, que no sabremos perdernos, aunque tampoco encontrarnos, dos gritos que se ahogan irremediablemente.
Sin remedio, sin piedad, juntamos nuestras manos y somos seres eléctricos.
Decirnos hola y tantas veces adiós, lo odio, te odio, me odio,
odio que me olvides, que te olvide, que sea imposible, que la vida dé tantas vueltas y todas en sentido contrario,
contrario a todo, a todo lo que creí, a lo que sentí, gané y perdí,
que me quede con las ganas de hacerte todo, de sentirte y de tocarte, de jugar a ser gatos que no quieren dormir.
De deslizarnos allí donde no tenga que escribir estos versos…