Contigo es presente siempre.
Cerrar los ojos y vivir el momento, dejarse llevar sin pensar en los porqués ni qué dirán, en las mil vidas que vivimos al mismo tiempo, en miserias lejanas y otras tantas que acechan, aquellas que nos comen la cabeza y nos dejan sedientos, malditas.
Contigo es aquí y ahora.
Sin mirar el reloj, sin tener en cuenta si es hoy o mañana, o ayer tal vez. Somos presentes imperfectos que olvidan quiénes son y si existen, que se alejan del cuerpo convertidos en viento y estrella a la vez, que flotan hasta tal punto de no saber dónde están.
Contigo siempre es paz.
De esa que aparece por olvido de todas las mareas que desgastan, que arañan cada instante bonito y lo convierten en preocupación. Somos la hoja que cae y es mecida por el viento, el atardecer en pleno verano o la noche en medio del bosque. Ese silencio sin ruido que acompaña más que golpea, que abraza y nos da la vida porque alcanzas a entender el universo.
Tal vez no me creas, pero he visto el universo en tus ojos cuando nos hemos quedado minutos en silencio contemplándonos. Lo he sentido cerca cuando me he escondido en tu pelo con los ojos cerrados. Lo he tenido en la mano cuando te he rozado la piel en el último confín del mundo.
Contigo siempre es presente, simplemente vivir, mover el tiempo tan lento que apenas se mueva y tener la certeza de que no necesitas más, que lo tienes todo a tu alcance, a centímetros de ti.
Contigo es recordar que hace falta más bien poco para ser feliz, que la vida son dos días y, a veces, solo basta existir, estar ahí.
Contigo es entender que a veces solo basta tener la persona adecuada para abrir los ojos y darte cuenta de que sí, de que también puedes llegar a ese estado al que algunas leyendas y cuentos llaman ser feliz.
Precioso Javi.
Ay, gracias, Isa, qué genial leerte por aquí ☺️