Son las doce de la noche, mis párpados empiezan a caer, pidiéndome a gritos que los cierre de una vez, pidiéndome que vaya al rincón de los consejos y me deje llevar por los sueños.
Pero no quiero.
No quiero porque me vienen varias dudas, dudas que me inquietan y a la vez me aterrorizan y me nublan la mente.
¿Dónde vamos cuando nos dormimos?
¿Todo lo que nos sucede en los sueños lo vivimos en realidad en alguna parte?
¿Qué secretos nos esconden los sueños?
Quizá estas preguntas no sean más que simples tonterías pero… sobretodo…
¿Y si los personajes de nuestros sueños pudieran atrapar nuestra mente?
¿Y si no pudiéramos salir nunca de nuestros sueños?
¿Y si nos quedáramos dormidos para siempre, esperando ese rescate que nunca podría llegar?
Quizá estas preguntas no sean más que simples tonterías pero yo, de momento, seguiré temiendo ese momento en el que mis párpados caigan para volar hacia los sueños.
Porque quizá quede atrapado y mis párpados no se puedan volver a levantar.