Reseña: La rídicula idea de no volver a verte – Rosa Montero

Uno no cree nunca que ese instante de vida en el que miras a la persona que quieres va a ser el último.

Que esa persona saldrá por la puerta de casa y jamás volverá a entrar.

Que la próxima vez que mires sus ojos, estarán cerrados para siempre.

Este libro nace a raíz de que su autora, Rosa Montero, leyera el diario que la Marie Curie empezó tras la muerte de Pierre, su marido. Lo que se encontró fue un relato maravilloso sobre la vida y la muerte, sobre el amor y la ciencia, sobre las penas y alegrías de una Marie totalmente desconocida fuera de su faceta científica.

Pero, sobre todo, de vivir el presente plenamente consciente de que todo acaba, que aquellos que te rodean algún día no estarán.

«Quién pudiera perder peso como ella y volar. Flotar ingrávida en el tiempo, que es una manera de rozar la eternidad. Vivir en la suprema gracia del aquí y el ahora.»

Este libro me ha destrozado el alma. Desconocía por completo la vida de Marie Curie y Rosa nos acerca a ella con una naturalidad apabullante, reflexionando en todo momento sobre sus propias vivencias. El relato se basa en tres pilares fundamentales que te van haciendo reflexionar en todo momento sobre tu propia vida, aquello que vives y tienes alrededor:

La búsqueda de la felicidad, del hacer en todo momento lo que a uno le llene y le aporte felicidad, aunque eso signifique desprenderse de otras cosas. Marie quiso estudiar a toda costa en una sociedad en la que eran poquísimas las mujeres que lo hacían, era una mujer llena de inquietudes que necesitaba resolver y no se quería conformar con las profesiones asociadas a las mujeres o ser una más. A pesar de ello, es desolador ver cómo le costó introducirse en ese ambiente tan machista y te hace pensar sobre qué la época que le tocó vivir no está tan lejana en el tiempo y que las situaciones que ella vivió no nos son ajenas, que aún queda mucho camino por recorrer.

Por otro lado, el amor, el amor puro e incondicional hacia otra persona, como si no hubiese nada más en el mundo que ella. En este caso, se van entremezclando las vivencias de Marie con las de Rosa, las reflexiones van atravesando las páginas y nos hacen pensar en ese amor sano, el quedarte atontado mirando dormir a esa persona, querer saber hasta los datos más tontos de su infancia o reír por el simple hecho de compartir tiempo y espacio. A veces el amor es tan simple como la mera rutina que vive una pareja, y ahí radica lo bonito que es querer a alguien: que no necesitas grandes abalorios para que sea especial.

Por último, el duelo, sobre todo cuando esa persona se va antes de tiempo, pues no es lo mismo aceptar la marcha de alguien cuando ha vivido toda una vida que cuando crees que se ha marchado antes de tiempo. Tanto a Marie como a Rosa les dejaron antes de tiempo los amores de sus vidas y el libro gira mucho entorno a esto: a la tristeza del duelo y la muerte, a cómo la vivieron ambas. Sus reflexiones te hacen pensar muchísimo sobre tu propia vida, sobre cómo la estáis viviendo tú y las personas que tenéis alrededor, si la estáis aprovechando al máximo. Te hace pensar sobre el dolor de la pérdida y te hace sentirla, incluso.

«La infancia es un lugar al que no se puede regresar, pero del que, en realidad, nunca se sale.»

Como ya he dejado ver antes, me ha interesado muchísimo ver cómo Marie Curie fue una mujer tan combativa y adelantada a su tiempo. Siendo mujer, la vida le hubiese deparado cuidar del hogar, su padre o sus hijas, pero ella siempre fue una inconformista y buscó su propia felicidad, formarse, estudiar algo que le entusiasmase y crear su propio camino. Se apasionó por la ciencia y no la abandonó hasta el final de sus días. ¿Cuántas mujeres a lo largo de la historia habrán abandonado sus pasiones por hacer lo que se supone que debían hacer? ¿Cuántas mujeres grandiosas como Marie nos habremos perdido? Me fascinó, por ejemplo, saber que no le querían dar a Marie el primer premio Nobel que recibió por el descubrimiento del radio que hicieron ella y Pierre, solo querían dárselo a su marido. Menos mal que él tuvo dos dedos de frente y dijo que, o se lo daban a ambos, o a ninguno.

A pesar de tratar temas tan duros y reflexivos, la pluma de Rosa es una maravilla y no se hace para nada pesada, por momentos es, incluso, divertido. Simplemente sientes que te va acompañando en el camino de tus propias reflexiones, que te susurra al oído y te adentra en otro mundo, el de tu propia existencia, en el de ella, en el de Marie. Es la primera vez que leo algo suyo y, desde luego, ha sido una lectura totalmente satisfactoria, que me ha dado muchísimo y me ha dejado con ganas de más.

Sin duda, totalmente recomendable.

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